En nuevos encuentros, una de las premisas es que todo aquello que sientas (miedo, odio, vergüenza, ridículo, etc.) y pienses que no tiene nada que ver con lo que se está vivenciando, es realmente lo que vale.
Vale la desubicación.
Vale "el nada que ver".
Vale "lo que no va".
Vale el sinrazón.
Vale el ridículo.
Vale por el solo hecho de que es un sentir del momento, es un sentir que surge, que quizá no entendamos pero que surge y hay que dejarlo ser, hay que dejarlo fluir, hay que compartirlo porque quizás resuene en otro.
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