Cada encuentro aborda el juego y lo vivencial desde diferentes áreas ( plástica, movimiento, literatura, escritura, teatro, música, etc) para lo cual se encuentran participando diferentes profesionales conocedores de lo específico.
Los encuentros son puramente vivenciales, nos encontramos con nuestros juicios, nuestro miedo al ridículo hasta que nos animamos a soltarnos y a jugar. Volvemos a conectarnos con nuestra espontaneidad, nuestra capacidad de creación en y con el otro. Transcurriendo el encuentro y los encuentros vamos dándonos cuenta que juntos es más fácil y que todos podemos trabajar en post de el aprendizaje y el crecimiento.
Algo muy fuerte que aparece es el error, el miedo a la equivocación, no pudiendo ver allí un paso y una gran oportunidad de aprendizaje, como si no habría posibilidad de reparación, de reveer, de repensar, de dar marcha atrás y seguir.
Muchas de las reflexiones se dan en torno de una merienda compartida, instancia no dejada al azar sino pensada como un momento también parte del aprendizaje de estar juntos. En este fluir de lo vivido surgen reflexiones acerca del encorsetamiento en el que se sienten los docentes, el imperativo de tener que responder y tener respuestas “correctas y sabias”, se ve como no hay lugar para el vacío necesario que da tiempo y espacio a lo creativo, poder abrirse de lo repetitivo y lo dado, volver a lo obvio y a lo simple, a las risas y miradas francas.
Necesitamos volver a la sorpresa y lo espontáneo, permitirnos la observación y la creación de herramientas propias autorizándonos a ser autores de nuestro hacer y pensar.
Estamos convencidas de la importancia del juego no solo en la educación sino en la vida cotidiana y coincidimos con Elsa Lanza y Kita Ca, terapeutas gestálticas:
“Un niño que no juega se enferma. Pero un adulto que no juega, tambien se enferma, inmerso, prisionero en una red de roles, limitado por su quehacer y por el lugar que ocupa en la situación social que le toca vivir.”
Los esperamos!
Algo muy fuerte que aparece es el error, el miedo a la equivocación, no pudiendo ver allí un paso y una gran oportunidad de aprendizaje, como si no habría posibilidad de reparación, de reveer, de repensar, de dar marcha atrás y seguir.
Muchas de las reflexiones se dan en torno de una merienda compartida, instancia no dejada al azar sino pensada como un momento también parte del aprendizaje de estar juntos. En este fluir de lo vivido surgen reflexiones acerca del encorsetamiento en el que se sienten los docentes, el imperativo de tener que responder y tener respuestas “correctas y sabias”, se ve como no hay lugar para el vacío necesario que da tiempo y espacio a lo creativo, poder abrirse de lo repetitivo y lo dado, volver a lo obvio y a lo simple, a las risas y miradas francas.
Necesitamos volver a la sorpresa y lo espontáneo, permitirnos la observación y la creación de herramientas propias autorizándonos a ser autores de nuestro hacer y pensar.
Estamos convencidas de la importancia del juego no solo en la educación sino en la vida cotidiana y coincidimos con Elsa Lanza y Kita Ca, terapeutas gestálticas:
“Un niño que no juega se enferma. Pero un adulto que no juega, tambien se enferma, inmerso, prisionero en una red de roles, limitado por su quehacer y por el lugar que ocupa en la situación social que le toca vivir.”
Los esperamos!
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